Zalamea
de la Serena es una localidad de casi 4.000 habitantes situada al
sureste de la provincia de Badajoz, Extremadura, formando parte de la
comarca de La Serena. Es un territorio, situado a una altitud
aproximada de 485 metros, cubierto por típicas dehesas extremeñas,
con zonas de labor, encinares y pequeñas zonas de olivar, viñedo y
regadío, rodeado de zonas de monte mediterráneo. En las cercanías
de Zalamea, a 5 Km. se encuentra el poblado de Docenario. Es un
pueblo de regadío, alimentado por las aguas de la Presa de Zalamea,
abasteciendo a sus 36 habitantes dedicados al cultivo de sus parcelas
y huertos, y donde la explotación ganadera es variada. Docenario es
un pueblo de colonización, uno de los pueblos más bonitos del
llamado "Plan de Badajoz".
A
tenor de su patrimonio, Zalamea es sin duda, uno de los pueblos
extremeños con más historia, lo que ha llevado a que sea
considerada como Capital Cultural de la Comarca de La Serena.
Su
principal elemento patrimonial, y uno de los más importantes de
España de esa época, es el palacio santuario de Cancho Roano, una
construcción protohistórica edificada en el siglo VII a.C. que es
el principal motor turístico de Zalamea.
Avanzando
en el tiempo, nos encontramos con Iulipa Flavia, la Zalamea romana,
que gozó de una amplia autonomía política expresada en el derecho
de acuñación de monedas y ejercidas en instituciones. Alcanzó su
mayor esplendor gracias a la "Pax Romana", como lo
demuestran vestigios tan importantes como el famoso y monumental
Dístylo sepulcral dedicado al emperador Trajano, el más
interesante, por su singularidad, de los monumentos funerarios
conservados en la región, siendo único en la península, aunque hay
otros similares en Siria, posterior al Dístylo de Zalamea, y que es
el símbolo de la localidad, apareciendo incluso en su escudo. Tras
varios siglos de decadencia, la villa no recuperó la brillantez
alcanzada en época romana hasta el siglo XV, cuando don Juan de
Zúñiga y Pimentel, último maestre de la Orden de Alcántara, se
asentó en ella estableciendo a su alrededor una corte de eruditos
entre los que destacó Elio Antonio de Nebrija, que publicó aquí su
primera gramática castellana.
Además
de Cancho Roano y el Dystilo, encontramos en Zalamea otros elementos
arquitectónicos interesantes para visitar durante los días del
congreso, como el Castillo de Arribalavilla y el Palacio de los
Zúñiga, la Iglesia de Nuestra Señora de los Milagros, Real Capilla
del Santísimo Cristo de la Quinta Angustia, la Casa de Pedro Crespo
(el Alcalde de Zalamea de la obra de Calderón de la Barca), la Casa
de los Caños, el monumento al propio Calderón de la Barca, y ya a
las afueras, la presa de La Charca, construida en el siglo XVII.
Zalamea
también cuenta con un gran patrimonio gastronómico, con platos
representativos como escabeches, migas, cochinillo, caldereta de
cordero, chanfaina, gazpacho, fritura de conejo y repostería como
las perrunillas, pestiños, rosquetes y brazos gitanos. Sin
olvidarnos de los embutidos y el jamón. El municipio forma parte de
la zona de producción de cuatro productos que sobresalen por su
calidad: el queso, el vino, el jamón y el aceite de oliva.
Pero la llegada del SOPA a Zalamea, además de por todo este patrimonio cultural, se debe también a sus gentes, a una comunidad implicada con su patrimonio y su memoria, y especialmente con una obra teatral. Y es que desde 1994 los vecinos participan anualmente, durante el mes de agosto, en la representación de la obra de Calderón de la Barca El alcalde de Zalamea, en un claro proceso de socialización en el que vecinas y vecinos de todas las edades, llegando hasta las 500 personas, participan no solo en la propia representación, sino también en la confección del vestuario, del atrezzo, o de la ambientación de las calles de Zalamea durante los días de representación. Todo ello ha convertido a la representación del Alcalde de Zalamea en una auténtica fiesta popular, reconocida en 2008 como «Fiesta de Interés Turístico Regional» por la Junta de Extremadura y premiada con la Medalla de Extremadura en 2011.